jueves, 21 de febrero de 2008

La Revolución cubana sigue adelante

Rafael Carela Ramos

Santiago de Cuba, febrero 20.- El Comandante en Jefe y presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, Fidel Castro Ruz, dio a conocer en un mensaje al pueblo cubano, en el día de ayer, su decisión de renunciar definitivamente a sus cargos, debido a su estado de salud, que le impide realizar sus importantes funciones.
En este mensaje, Fidel explica que no aceptará ni aspirará al cargo de Presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe, pues de lo contrario traicionaría a su conciencia ocupar una responsabilidad que requiere movilidad y entrega total que no está en condiciones físicas de ofrecer.
El gesto, ejemplo de nobleza y desinterés imitables, retrata de cuerpo entero a un hombre que ha dedicado su vida a luchar contra la injusticia y por el bien de todos, porque para él la Patria es humanidad, a pesar de las situaciones sumamente adversas que ha debido enfrentar el país, y que ahora sólo aspira a ser un soldado de las más elevadas ideas.
Todo esto lo reconoce y valora en su justo medio el pueblo cubano, pues Fidel ha sido el líder histórico, el máximo dirigente de la Revolución cubana a lo largo de más de 51 años, 49 de los cuales al frente de Cuba, dirigiendo un proceso complejo de cambios y transformaciones sociales profundos, frente a la hostilidad del imperio más poderoso que ha existido en la historia de la humanidad.
Decirlo así, no da la idea de la dimensión del épico enfrentamiento, pero esa política en forma de bloqueo económico, amenazas y agresiones de todo tipo contra el pueblo y esta nación, durante más de 46 años, se ha traducido en innumerables carencias, sufrimientos y pérdidas de vidas de hombres, mujeres, ancianos y niños cubanos.
Las incontables batallas que Cuba ha debido enfrentar ante tales adversidades, han sido dirigidas victoriosamente por el Comandante en Jefe, que siempre ha tenido en su arsenal político y revolucionario una respuesta firme e inteligente en cada momento y frente a cada acción de nuestros enemigos históricos.
Así se han formado las generaciones de cubanos desde el 1ro. de enero de 1959, y en ese espíritu de seguir adelante, pese a todas las dificultades, se han inspirado los que defienden el proyecto social socialista, que es la mayoría de la población.
Pero el momento no es de lágrimas ni abatimientos, sino de respetar y apoyar la decisión del Comandante en Jefe, y la continuidad de la Revolución, y así se ha manifestado el pueblo luego de conocer la noticia y se aprecia en barrios y ciudades de la isla.
Como subrayó Fidel en su Mensaje, “Afortunadamente nuestro proceso cuenta todavía con cuadros de la vieja guardia, junto a otros que eran muy jóvenes cuando se inició la primera etapa de la Revolución. Algunos casi niños se incorporaron a los combatientes de las montañas y después, con su heroísmo y sus misiones internacionalistas, llenaron de gloria al país”.
Afirmó que unos y otros cuentan con la autoridad y la experiencia para garantizar el reemplazo. “Dispone igualmente nuestro proceso -señaló-, de una generación intermedia que aprendió de nosotros los elementos del complejo y casi inaccesible arte de organizar y dirigir una Revolución”, en los que se ha distinguido el segundo secretario del Comité Central del Partido y primer vicepresidente del Consejo de Estado, Raúl Castro Ruz, reconocido como eficiente organizador, impulsor del desarrollo de la defensa del país, y con una larga y meritoria trayectoria revolucionaria que lo hacen merecedor de la confianza y el apoyo del pueblo, en esta histórica tarea que le corresponde continuar al frente de la nación.
A los enemigos de la Revolución, que ahora se las dan de consejeros y hablan de una supuesta transición democrática y de reformas políticas, con la esperanza de que sirvan de sostén a la restauración de la sociedad de consumo, la respuesta es que el pueblo cubano, unido como siempre, seguirá trabajando, defendiendo y luchando como hasta ahora, por la construcción de una sociedad mejor y más justas, donde prevalezca la justicia y el mejoramiento humano.

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